Los tres poseen una característica que
los une, su incapacidad para gobernar, pero no es la única.
Cuando Isabelita asume el poder por
muerte de su marido, queda patente su incapacidad para gobernar, ya no un país,
sino su propia vida. Durante su mandato, fueron comidilla de todos los días las
intrigas en su entorno, sus enfermedades y las prolongadas ausencias, incluso delegación
de mandato durante una licencia dilatada en su reemplazante natural, Italo
Luder. Dejando de lado las diferencias en cuanto a la verborragia y
apariencias, el símil entre Isabelita y Cirstina es mayúsculo. A cristina también
la deja en banda la muerte de su marido, y debe hacerse cargo de un poder para
el cual ni estaba preparada ni reunía condiciones para ejercerlo, igual que Isabelita. También sobre Cristina se tejen hipótesis (algunas confirmadas) de
enfermedades, motivo que la llevan a tomarse prolongadas licencias, y también,
como Isabelita, delegar el poder en su reemplazante natural; como ocurriera
a Isabelita, las ausencias y el vacío que producen en el ejercicio
del poder, dan lugar a mil intrigas e internas en su
entorno.
Entre Fernado y Cristina también hay
similitudes mas allá de la incapacidad, dos hijos que ejercen un gran poder sobre
sus padres, terminan ante lo inoperante de éstos, ocupándose de las cosas del
estado, una aberración inadmisible en una república sería. Tal como ocurrió con Isabelita y Fernando,
a Cristina el poder la ha sobrepasado; en todos los casos la función los obnubila, no quiere seguir adelante, cada día que pasa
es un martirio, la presión va dañando la psiquis hasta pasar de personas a
entes. En los tres casos, las crisis políticas desembocaron en crisis
económicas de gran magnitud y lamentables consecuencias. Se tiende a pensar que
es la economía la que tumba los gobiernos y no siempre es así, generalmente al
revés
Isabelita y Fernando no terminaron
su mandato; aunque de diferente manera, según los tiempos, su reemplazo inevitable se resolvió de forma violenta y anticonstitucional
en un caso, y desprolija en el otro. Hoy no hay posibilidad alguna de escenas
anticonstitucionales, no sé si violentas o desprolijas. ¿Qué pasará entonces
con el gobierno de Crisitina que guarda tantas similitudes con los casos anteriores?.
Nadie arriesga ni media palabra.
La Constitución Argentina en su artículo
88 habla de la inhabilidad del presidente o vice para ejercer su cargo, si la
presidente estuviera realmente con sus
facultades mentales y/o físicas disminuidas ¿no sería legitimo que alguna voz parlamentaria
exigiera un estudio exhaustivo de la presidente para determinar su estado de
salud?. Puede que lo que ocurre con CFK sea puramente incapacidad y desgano,
pero también puede que no, que este realmente enferma hasta el grado de por
ello no ser consciente de su estado de salud.
Nuestra Constitución tienen
mecanismos para salir de este atolladero, creo que llego la hora de aplicarlos,
o quizá mejor, después del verano, para no alterar el merecido descanso de muchos compatriotas.