POR UNA NUEVA REPÚBLICA

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miércoles, 17 de agosto de 2016

CONVERTIBILIDAD, BIEN GRACIAS


Para muchos argentinos, la convertibilidad del Peso fue una ocurrencia de Menem-Cavallo, desconociendo que fue el Patrón Oro, el sistema de convertibilidad que rigió a las monedas del mundo hasta la primera guerra mundial y que se enterrara definitivamente en 1971. Para la casi totalidad de los argentinos, la convertibilidad una catástrofe, nuestro "Armageddon".
Desde siempre he sido defensor del sistema de “caja de convertibilidad”, por el simple hecho de que es extremadamente riesgoso dejar la emisión de moneda en manos de los políticos, esa clase de hombres propensos a gastar sin control ni medida. En este artículo, Publicado por Libertad digital, y al que se puede acceder desde AQUÍ, podrán ver que mi axioma está demostrado por la realidad.
Por otra parte, y ahora ya en terreno local, hoy leo en El Cronista un artículo en el que se determina que el valor del dólar hoy, está en los mismos niveles que a la salida de la convertibilidad. En el mientras tanto, vale recordar que hemos sufrido tres grandes devaluaciones 2009/14/16, fruto de los desequilibrios fiscales (derivados del gasto público excesivo que se enjuga con una política monetaria salvaje), antecedidos y sobrevenidos por etapas inflacionarias que han hecho que todo vuelva al origen. El artículo del Cronista (leer aquí) destaca que “el tipo de cambio real de Argentina se encontraba en $ 0,98 antes de la liberalización del cepo cambiario. Con la apertura y el sinceramiento cambiario, el tipo de cambio saltó a $ 1,32 y luego, dado que la inflación ha sido mayor que la depreciación nominal, se ha apreciado hasta $ 1,16”. O sea, que tantas penurias para estar como estábamos entonces, con 1 dólar 1 peso, ya que la tendencia a largo es que aun el peso se deprecie más.

Lo que evidentemente no queremos aprender, es que todo el descalabro económico ocurrido desde la salida de la convertibilidad hasta hoy, es el producto de políticas despilfarradoras, populismo y demagogia, que consiste, en definitiva, en hacernos creer que el gasto del Estado no tiene límite. De ahí es que como sentencie al comienzo, no es conveniente dejar en manos de los políticos la política monetaria. Ese lujo solo cabe para los EE UU, que hoy ante la falta de un sistema de convertibilidad como el Patrón Oro, han evangelizado al Dólar como su sustito y de esa forma trasladar al resto del mundo sus desequilibrios presupuestarios (inflación). Vamos, que Nixon lo tenía claro el 15 de agosto de 1971.

jueves, 4 de agosto de 2016

TARIFAS Y RESPONSABILIDAD


Dentro del desquicio que produjo el populismo en la mente de la gente, se ha arraigado el concepto que los “servicios públicos” están al margen de los demás productos y servicios en materia de precios. Por ejemplo, “el cable” es caro, y su operación infinitamente menos compleja y más económica que llevar agua, gas o electricidad a nuestras casas. Sin embargo, lo pagamos sin chistar. Con los servicios públicos no ocurre eso, respondiendo a la premisa demagógica de que por lo "público" debe responder el gobierno y por lo tanto no nos corresponde hacernos cargo.
A lo anterior se suma que la infiltración política K en la justicia, ha encontrado en los amparos sobre tarifas, la forma de putear al gobierno, sin importar que en realidad nos está puteando a todos, ya que descapitalizando las empresas con tarifas absurdas, cada día tendremos peores servicios, y si es el Estado quien se debe hace cargo del mayor costo, más desequilibrio fiscal y más inflación, pues al fin y al cabo para seguir contando con agua, luz y gas, alguien tiene que pagar.
Propongo al gobierno que envíe a cada usuario dos facturas: una con el precio que se aproxima al real (ya que los aumentos aun no cubre costos) , y otra, según el importe que indica la justicia K. En la primera factura pondría una inscripción que indique “FACTURA RESPONSABLE”, en la otra, “EL IMPORTE DE ESTA FACTURA ATENTA CONTRA EL SERVICIO Y LA INFLACIÓN” y que cada usuario decida cual pagar hasta tanto se solucione la cuestión de fondo.

Para aquellos que tienen débito automático, se le cobrará la FACTURA RESPONSABLE y quien no la acepte, se deberá dar de baja, y concurrir a un centro de pagos a abonar la factura inflacionaria. Las ventajas y comodidades del débito automático no se deben poner al alcance de aquellos que pudiendo pagar se hacen los piolas, porque para quienes realmente no pueden pagar, existe la tarifa social.

UTOPIAS

  Ninguna nación salió de las consecuencias de una catástrofe sin la asistencia internacional. En 2008 la crisis bancaria en USA llevo a la ...