Para muchos argentinos, la convertibilidad del Peso fue una
ocurrencia de Menem-Cavallo, desconociendo que fue el Patrón Oro, el sistema de
convertibilidad que rigió a las monedas del mundo hasta la primera guerra
mundial y que se enterrara definitivamente en 1971. Para la casi totalidad de los argentinos, la convertibilidad una catástrofe, nuestro "Armageddon".
Desde siempre he sido defensor del sistema de “caja de convertibilidad”,
por el simple hecho de que es extremadamente riesgoso dejar la emisión de
moneda en manos de los políticos, esa clase de hombres propensos a gastar sin
control ni medida. En este artículo, Publicado por Libertad digital, y al que
se puede acceder desde AQUÍ, podrán ver que mi axioma está demostrado por la
realidad.
Por otra parte, y ahora ya en terreno local, hoy leo en El
Cronista un artículo en el que se determina que el valor del dólar hoy, está en
los mismos niveles que a la salida de la convertibilidad. En el mientras tanto,
vale recordar que hemos sufrido tres grandes devaluaciones 2009/14/16, fruto de
los desequilibrios fiscales (derivados del gasto público excesivo que se enjuga
con una política monetaria salvaje), antecedidos y sobrevenidos por etapas inflacionarias que han hecho que todo vuelva al origen. El artículo del
Cronista (leer aquí) destaca que “el tipo
de cambio real de Argentina se encontraba en $ 0,98 antes de la liberalización
del cepo cambiario. Con la apertura y el sinceramiento cambiario, el tipo de
cambio saltó a $ 1,32 y luego, dado que la inflación ha sido mayor que la depreciación
nominal, se ha apreciado hasta $ 1,16”. O sea, que tantas penurias para
estar como estábamos entonces, con 1 dólar 1 peso, ya que la tendencia a largo
es que aun el peso se deprecie más.
Lo que evidentemente no queremos aprender, es que todo el
descalabro económico ocurrido desde la salida de la convertibilidad hasta hoy,
es el producto de políticas despilfarradoras, populismo y demagogia, que consiste,
en definitiva, en hacernos creer que el gasto del Estado no tiene límite. De
ahí es que como sentencie al comienzo, no
es conveniente dejar en manos de los políticos la política monetaria. Ese
lujo solo cabe para los EE UU, que hoy ante la falta de un sistema de
convertibilidad como el Patrón Oro, han evangelizado al Dólar como su sustito y
de esa forma trasladar al resto del mundo sus desequilibrios presupuestarios
(inflación). Vamos, que Nixon lo tenía claro el 15 de agosto de 1971.