La democracia en sí misma no es garantía de pluralismo político.
En la forma en que se convierte la voluntad popular en escaños y poder está la
clave. ¿En que quedaron todos los reclamos que se hicieran en el año 2002 respecto
de la lista “sabana”, el proyecto de ley de secciones binominales para elegir
diputados, el documento de la Fundación Conciencia y tantas otros ideas y proyectos?. Solo y como
una concesión graciosa por parte del gatopardista Dualde, se aprobó el proyecto
de elecciones internas abiertas y simultaneas, él que en sí mismo solo ordena y
depura la elección presidencial, pero no mejora en absoluto la
representatividad.
La próxima elección presidencial es clave por muchos
factores, pero a mi juicio el más importante es, en caso de producirse un
cambio en la tropa que gobierna, que éste no sea solo un cambio de los dueños
del poder, sino el comienzo de una forma más plural del reparto de poder.
Para producir una revolución en las instituciones de forma
tal que el poder se sustente en una franja más amplia de la sociedad, es
necesario contar con un amplio consenso político que permita pasar de
instituciones atractivas que conceden poder a una determinada élite, a otras más inclusivas. Así mismo se requiere en
nuestro caso, restaurar el Estado de Derecho y la decencia republicana, y para
ello es necesaria una profunda revisión y cambios de la forma actual de conformar
la representación política y el manejo del poder (relación entre el Ejecutivo y
Legislativo).
El caso más reciente y cercano de este tipo de cambios en la
estructura de poder, está presente en Brasil. Allí a comienzos de la década del
70 (igual que aquí) regia un régimen de gobierno autoritario y las instituciones económicas eran
de carácter extractivo. Todo comenzó con una huelga en el sector automotriz y
ello desencadeno que Lula liderara no solo el reclamo salarial, sino y esto es
lo más importante, sintiera que el trasfondo de la protesta tenía un
significado más profundo. Así comenzó un proceso de transición desde el
autoritarismo a la democracia mediante un partido (de los Trabajadores) que
contó con el respaldo de intelectuales y políticos de la oposición, lo cual le
dio un carácter plural. Este pluralismo fue el que permitió una cesión de poder
hacia segmentos cada vez más amplios de la sociedad, dando origen a instituciones
políticas y económicas más inclusivas. Esto no ha ocurrido entre nosotros.
Aquí si bien avanzo la democracia, no se extendió el
pluralismo. Las instituciones políticas y económicas son cada día un poco más extractivas y monopólicas y los ciudadanos un mero juguete electoral que todos
se diputan pero que a muy pocos políticos parece interesar su bienestar, y muy pocos políticos no alcanzan para refundar la República.
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