LOS EQUINOCCIOS

Otoño y primavera son dos estaciones mágicas, capaces de despertar, al menos en mi, el desparpajo suficiente para mutar cosas, cambiar la piel que se ha enfrentado a las circunstancias de la vida y renovar el vestuario de los sueños y ensoñaciones. Como dice Mercedes Sosa, "hay que sacarlo todo afuera, como en la primavera, para adentro nazcan cosas nuevas". ¡Genial!.

Y cuando desde la ventana de mi terraza veo las hojas de los arboles virar del verde al morado, en conmovedor contraste con lo que aun se mantiene verde, cojo el abrigo porque cuando se esconda el sol tendré que echar mano de él.

Mientras tanto, mis amigos allí en el sur preparan las bermudas y se ilusionan programando esas vacaciones, ese desconectar con lo cotidiano, que les ayudará a recuperar la vitalidad alicaída por la oscuridad invernal.