La brisa se hiso viento, y el viento arrecio sin piedad,
y con el viento se arrinconaron las palabras,
las que tropezaron contra un muro cercano,
y en el muro se cobijaron.
En su ímpetu, el viento tan lejos de su imaginación,
escribió palabras dislocadas, confundidas.
El viento necesitaban algo de paz, pero arreciaba.
Las palabras no se fijaban, volaban sin referencia,
negándose a imprimir sobre la piedra,
frases de referencia.
Era como si un orgasmo ocasional ,
quisiera dejar solo algo hormonal.
Pero el viento se calmo, y la brisa ocupo su lugar,
y en un ambiente calmo, la inteligencia primó ,
y el orgasmo ocasional, fijo sobre la piedra la idea orinal.
No hay viento que frene una decisión,
ni piedra que refleje una indiferencia.
Solo hay deslice que nadie se atreve a reflejar
No hay comentarios:
Publicar un comentario