Hace casi dos
meses que no pongo ninguna letra por aquí. En este tiempo he hecho cosas tan
trascendentes como amar, crear, realizar; no es poca cosa, aunque a mí me quede la sensación de que puedo dar más.
También en este
tiempo he pensado, leído, me he informado y en gran medida tanta información y
de tan mala factura me ha entristecido;
especialmente por la crisis económica que vive mi patria adoptiva, mi querida España
y la cris de valores y pérdida de libertad de mi Argentina natal. La economía se recupera, libertad no siempre, y en
cualquier caso deja huellas indelebles.
En la Argentina
de hoy la deriva revanchista y el
desprecio por aquellos que no piensan igual me asustan. Temo más a la Kampora
que otrora a Montoneros, sus mentores.
Temo más a Kristina que en su día a Perón. Temo aquí y ahora que como
históricamente ocurrió aquí y allá, sea la democracia la que instaure una
dictadura, y para ello, derribar el espíritu de la Constitución liberal y
republicana de 1853 es el primer paso.
Nada de lo
urdido en los últimos años es casual, todo es premeditado en este ciclo político
que le toca vivir a la argentina; que las FF. AA hoy estén desaparecidas, cuando no camufladas bajo la bandera del
Frente para la Victoria, es un acto premeditado. Que hoy estemos hablando de la
reelección indefinida también. Que “el vamos
por todo” es la expresión cabal de la revancha, de concretar ahora lo que se les
escapo a Perón en 1955 y a los asesinos Montoneros en 1976, también. Que los
jueces sean el brazo extendido del poder, también; Que si nada ni nadie lo
frena, una dictadura marxista se instalará en nuestro territorio, también. Hoy
el odio y la revancha hacia el liberalismo marcan la agenda. Cuba y Venezuela puntean
el camino. El sueño setentista de los montoneros hecho realidad.
Si con este
panorama no es para tener miedo, que alguien me explique donde se siente miedo.
Mi miedo no es irracional, es un acto de sensatez ante la impotencia de ver
cómo te van despojando, sin prisa y sin
pausa, de lo más preciado: LA LIBERTAD.
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