Vivencias Vividas (5)
Pocas veces he condenado más una expresión como la que refiere a: “me has usado”. Quizás porque nunca lo he hecho, siempre he reprobado a quien practica ese giro, y sostengo que en todo caso, me parece un recurso extremo. Esa expresión es una lápida sobre la amistad, el amor y el cariño.
Pocas veces he condenado más una expresión como la que refiere a: “me has usado”. Quizás porque nunca lo he hecho, siempre he reprobado a quien practica ese giro, y sostengo que en todo caso, me parece un recurso extremo. Esa expresión es una lápida sobre la amistad, el amor y el cariño.
Todo lo que se usa no tiene porqué ser despreciable, ¡valla por Dios!. Usamos el coche, la casa, el bolígrafo y todos agradecemos a ellos su existencia, simplemente porque nos hacen más fácil la vida.
Hay otra acepción de la frase, “me has usado” que lleva otra connotación, y ella se refiere a lo que hacemos con un pañuelo de papel, el palo de un helado o esa publicidad que no nos interesa, que simplemente la tiramos sin reparo. Cumplió su función y chau.
Pero hay una tercera connotación, y es la más dañina, la que más duele, fundamentalmente cuando viene de alguien cercano a ti. Cuando a un ser querido le espetamos, “me has utilizado” esa expresión no denota complicidad, apoyo, sino todo lo contrario, ¡que nos hemos servido de el o ella para un fin o fines concretos!, ósea, que hemos abusado de su amistad, confianza o amor para favorecernos de algo que, por supuesto, antes aviamos pergeñado con premeditación.
Cuando esta expresión se reitera y afirma con elocuencia y convencimiento, no hay más nada que hacer, el amo, ha muerto y la amistad queda herida.
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