EL MOLINO DE AMAIUR

Qué bueno que haya gente dispuesta a no dejar que las tradiciones queden sepultadas por el peso de la vida moderna. Amaiur, en el Valle del Bastan, es un pueblo precioso, donde se pueden ver algunas vistas en las fotos de la entrada anterior. Un pueblo de 250 habitantes, pero con una gente joven que tiene el empuje necesario para poner en valor turístico lo que el pueblo posee. Organizan los fines de semana una visita por la calle del pueblo, guiada por una chica preciosa y simpatiquísima, que lamentablemente no recuerdo su nombre (ni su número de teléfono). Con ella se recorre la historia del pueblo, ayudada por la letra que ponen las fachadas de las casonas, sus escudos y la imaginación que alumbra la policromía del paisaje para ver lo que allí ocurrió hace 500 o 1000 años…..
El pueblo tiene un molino harinero ¡que funciona!, y con un molinero de lujo, un joven que explica con parsimonia y detenimiento la mecánica del molino y la vida del molinero, personaje que sin duda lo ha sido singular. El molino era, como la iglesia, el lugar de encuentro de la gente de antaño, un lugar donde se comercializaba mediante el trueque el grano molido que se intercambiaba con la que otros producían, carne huevos etc. Pero también era un lugar donde se practicaba, ya entonces, la picaresca de quedarse el molinero con la harina que se pegada en la rueda, o tranpeando las cajas que utilizaban como medida.
Como cosa curiosa, compramos la harina que vimos moler; eso sí, hay que tener paciencia, pues la maquina impulsada por la corriente del agua, rinde un kilo de harina cada 10 minutos. Es que en aquellas épocas la prisa era una desconocida que “ni estaba ni se le esperaba”.