Cualquier persona que ha pasado por la escuela elemental, sabe que España fue un gran Imperio. Su debacle comienza hacia principio del siglo XIX, con la perdida de las colonias en América y tiene el desenlace final con la ignominiosa huida del Sáhara occidental en 1976.
De puertas adentro, a partir de la "transición", España fue ganado en libertades individuales, en calidad de vida y en prestigio internacional, hasta llegar a creerse que podía formar parte de los "clubs" en donde se reúnen las naciones mas poderosas del mundo para jugarse el futuro. Veleidades aparte, hasta hace bien poco, España era una Gran Nación.
Pero cuando alguien se propone destruir algo lo consigue; destruir es facilísimo, y eso es lo que se ha hecho con la nación española, cuanto menos en los últimos siete años. Si consideráramos las derivas nacionalistas, mucho antes.
España pasó de ser un Gran Imperio a una Gran Nación y hoy esta reducida a una, ¿gran? Colonia.
Hace bien poco, los españoles comenzamos a ser consistentes de que ya nuestro destino no se dirige desde aquí, que se nos imponen políticas concretas desde la Unión Europea. El martes 4 de enero de 2011 comenzamos a ser consientes que, rehenes de nuestra situación financiera, la colonia española es apetecida por China, que viene a su "rescate", comprando "papeles" de emisión de Deuda Pública Española.
El Imperio Chino, violador de cuantos derechos humanos existan, viene encaramándose en el tejido comercial español desde hace pocos años, con gran éxito por cierto y ahora, da un paso más en su aventura expansionista.
Por algo se empieza, y el Imperio maoista en su aventura -quizás utópica- de la conquista económica de Occidente, ha comenzado su andadura por Europa, poniendo el pie en el país más más oportuno, un ex imperio reducido a colonia.
¿Es que alguien puede creerse que la dictadura imperialista China actúa por piedad con el necesitado?.
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