LA MUJER Y EL HOMBRE

A propósito de lo que aquí comentaré, escuchad con atención la canción de Marta Sanchez y Carlos Baute…. COLGANDO EN TUS MANOS, que de eso se trata esta entrada ………(pobre Carlos, que segura Marta). "Marta yo te digo me tienes en tus manos...."

Aunque con lo que diré en ningún caso quiero generalizar, me encuentro entre los que cree que así como la mujer se vale por si misma casi siempre, los hombres no, o al menos, en la misma medida que lo hacen las chicas. Esto no me vale el reconocimiento por parte de muchas de vosotras, porque y quizás con justa razón, pensáis que ésta es una posición cómoda, fácil por parte de quienes así pensamos.
En muchas oportunidades me debato entre la capacidad de estar bien solo, y la de estar bien compartiendo mi vida, y siempre me decanto por la segunda opción. Aunque me lo proponga, y las reglas del crecimiento personal lo recomienden, no me es fácil vivir bien con migo mismo. Mi mismo y yo no se satisfacen plenamente, quieren algo más. Y ese algo más, es una mujer con quien poder compartir la vida.
Ya se que esto no es fácil, ¡vaya novedad!, entre otras cosas, porque es una cuestión de dos, y en algún caso, dos son multitud. Sin embargo, creo que tampoco es tan difícil. O todo lo difícil que resulte saber establecer límites……, hummm y eso si ya no resulta tan fácil, ¿no es cierto?.
Pero de eso se trata, y por favor, que los límites no sean estrictos, asfixiantes, ¡se requiere flexibilidad!, paciencia (motivo de otro articulo) y por sobre todo, TOLERANCIA.
Si la exigencia en grado superlativo en la pareja no es buena compañera de viaje, la incomprensión o la intolerancia, un semáforo continuamente en rojo; dejemos la exigencia para otros campos de la vida, pero por favor, ¡NO METERLA EN CASA!; hagamos de la incomprensión y la intolerancia una causa perdida.
Si no queremos atentar contra la felicidad, flexibilicemos el devenir de la pareja.