Otra vez Pineda. Otra carrera y fin de semana para el recuerdo. Como ocurre siempre en el campo amateur, en la cooperación desinteresada de los aficionados radica el éxito y la continuidad de los eventos. Pineda de Trasmonte en un típico pueblo español en el que la juventud ha emigrado a la cuidad y solo quedan para mantener encendida la llama de la vida, los que mas vida vivida tienen, los abuelos. Pero los fines de semana, y especialmente en verano, el pueblo rejuvenecen con la llegada agradecida de los hijos y nietos urbanos.
Y este domingo una carrera más, y allí me tocó echar una mano como banderillero, una experiencia que de ser posible repetiré.
Por su puesto que no faltó el almuerzo campero en el circuito, la cena en el merendero de José Luís, y las copas en el bar de Rosa Mari, y como no, la acogedora casa de Juanita, que una vez más preparó un cama para que mi cuerpo repose.
Como mas allá del deporte el pueblo merece ser visto, dejo una fotos (abrir en una nueva ventana) en donde se pueden ver los cuadros pintados en muros y ventanas que forman parte del atractivo y singularidad de Pineda de Trasmonte.
Para los “tuercas”, una visita al parque cerrado, los coches y la gente. (abrir en una nueva ventana).
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