A un año de la elección por el 54% de los votos de la
actual presidente argentina, ésta ha tomado decididamente la bandera marxista
como identidad de su gobierno. La plataforma electoral del kircherismo no era
de corte marxista, sus antecedentes en el gobierno tampoco, sin embargo hoy las
leyes y disposiciones lo son. Esto lleva a afirmar que el gobierno no cumple
con el mandato popular, algo que nada le importa. Cuando esto ocurre, la
democracia tiene un único método para enderezar los entuertos, las urnas, pero
el gobierno que tiene una poderosa máquina de manipular, la que en ocasiones
invalida la posibilidad de enmienda. Ahí están los ejemplos de execrables
dictaduras marxistas, las que en algunos casos estuvieron decenas de años en el
poder, para lo cual se valieron de cometer mil tropelías, cárcel y exterminios.
Y digo lo anterior porque resulta paradójico que no
siendo el pueblo argentino un pueblo de ideas marxistas, más bien todo lo
contrario, aquí el derecho de propiedad está muy arraigado, hoy tengamos que
padecer la conculcación de las libertades y derechos naturales contra natura. Y
si la sociedad no reacciona a tiempo y evita que la máquina de destruir avance
sobre la propiedad, los medios de prensa y el control de las urnas, mañana
pueda que sea tarde.
No me cabe la
menor duda que los pueblos jamas aprueban la falta de libertades, ni el
escarnio a la propiedad, ni los controles, las delaciones y el amedrentamiento
que impera en una dictadura marxista, pero ejemplos hay de pueblos oprimidos
contra su voluntad por una casta de intolerantes que gobierna impulsados por el
odio al capital, el placer de someter, la necesidad de la fractura
social y el encanto por destruir la voluntad de los disidentes.
En defensa de
nuestra identidad, alcemos la voz, ocupemos las calles y plazas de
la república, nuestra forma de ser está en peligro. Digamos NO a la
avance del gobierno sobre nuestros derechos naturales.
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