Y vaya si le pegaron fuerte.
La política energética en Argentina ha sido siempre un caos,
cuando estatal y cuando privada. Al igual que en otras aéreas, no tiene porque
ser la política energética una excepción, la insolvencia para gestionar de los
argentinos es algo innato. Sea por incapacidad, por indecencia o una conjunción
de ambas la decadencia no encuentra límites.
Lo lamentable de es que por una mala praxis de los gestores,
contubernios y negociados, la gestión privada se pone en jaque hasta destrozarla,
tanto en YPF como en otras empresas, al
tiempo que se exalta la gestión estatal, la misma que años atrás llevo al país al
desabastecimiento, el aislamiento, la hiperinflación y la falta total de libertad económica y social.
Pero hay algo más serio que la decadencia y la mala gestión. Hoy,
y sin miedo a equivocarme, veo que el “vamos por todo” que vociferara la
presidente en Rosario es tal cual. ¿Está claro? POR TODO.
Venezuela cada día está
más cerca. Las libertades individuales y la propiedad privada cada vez
más lejos. Hoy fueron por YPF, mañana vendrán por nosotros.
Conejo, Conejo... ¿Cómo están las cosas por España, por ejemplo? Evidentemente estás convencido de que los argentinos, así, generalizando de forma que me incluye, que te incluye, no tenemos capacidad de gestión, de llevar adelante un proyecto nacional,y que finalmente no estamos preparados para elegir. En consecuencia el destino de mi país debería quedar en manos de lo que se hace llamar "oposición", aunque no represente más que a una minoría, y que siempre ha hecho lo contrario a los intereses nacionales, que además son los populares, ya fuera que estuviesen en el gobierno, generalmente detrás de algún militar que funcionó como "front end", o desde la oposición al país, no al gobierno. Es cierto que hubo muchos fracasos, pero detrás de todos y cada uno de ellos estuvieron siempre los cipayos que todos conocemos. Un abrazo. Tu hermano Carlos.
ResponderEliminarCarlos estoy convencido que los argentinos en forma individual podemos ser muy buenos gestores de nuestras asuntos, pero cuando lo que se debe administrar involucra al conjunto ahí fallamos. Como país evidencias hay suficientes para avalar mi tesis, y por otra parte como no tengo por costumbre la demagogia, puedo afirmar que como pueblo eligiendo gobernantes no nos encontramos entre los más virtuosos. Disidimos más apelando a los sentimientos que a la razón y eso no es bueno a la hora de manejar los intereses nacionales.
ResponderEliminarNo obstante, te quiero.