¡En su libro, “Argentina acosada!” (1967) César Cao Saravia
en un pasaje nos habla del poder y la autoridad, algo que debiéramos tener
siempre muy presente.
El poder es material, la autoridad es moral.
El poder se consigue, la autoridad se gana.
El poder se ostenta y detenta, la autoridad se siente y se
ejerce.
El poder actúa por temor, la autoridad se ejerce con amor;
El poder es ‘envase’ sin contenido, la autoridad es
contenido que no necesita ‘envase’.
El poder se vale del egoísmo, interés, incapacidad, fraude y
fuerza, la autoridad se fortalece con la bondad, el desinterés, la capacidad y
el sacrificio.
El poder se impone con la presión, la autoridad persuade con
la razón.
El poder tiene límites materiales, la autoridad tiene
límites morales.
El poder es carcelero, la autoridad es guardiana.
El poder da privilegio a los pocos y sacrificio a los
muchos, la autoridad da bienestar a los muchos y solamente limita unos pocos.
El poder se soporta y aguanta, la autoridad se comprende y
acepta.
El poder destruye porque puede, la autoridad construye porque
debe.
El poder es ley sin derecho, la autoridad da derechos que
asegura la ley.
El poder reina con la fuerza y la injusticia, la autoridad
gobierna con la razón y la justicia;
La autoridad se asienta en la responsabilidad y ejerce el
poder, el poder se asienta en la fuerza y se disfraza de autoridad.
Los héroes y los sabios no tienen poder, tienen autoridad;
El poder embriaga, la autoridad consagra;
Si el poder manda y ordena y la autoridad orienta y dirige,
los pueblos encontrarán su seguridad y bienestar en los hombres con autoridad y
no con poder.
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