Por estas horas se escucha mucho la frase del título,
especialmente en boca de los políticos. Es evidente que la muerte trágica del
Fiscal Nisman y la gravedad institucional de este caso es un motivo para
producir un quiebre en el descalabro republicano en el que vivimos, pero ello
solo no es suficiente.
Los cambios profundos como el requiere nuestra república, no
se pueden dar sin un concierto de voluntades, y como lo demuestra nuestra
historia, uno o más hechos circunstanciales no cambia nada sino está preparada una
amplia coalición de intereses políticos y económicos plurales que
pueda asumir el reto del cambio.
La tarea que tenemos por delante como nación si se quiere
salir del fracaso, no es patrimonio ni de un grupo político, ni de un hombre
providencial, nada de eso; solo un amplio consenso entre el mayor número
posibles de representantes de sectores sociales, asociaciones de profesionales,
de empresarios, centrales sindicales, académico etc. podrá cambiar el sistema
de gobierno extractivo y corrupto heredado del colonialismo, por un sistema republicano
con una amplia y equitativa distribución del poder político y económico entre
la sociedad.
Si en lo que resta hasta las elecciones de 2015
somos capaces de lograr al menos un principio de acuerdo básico institucional, (leer artículo) parte del camino estará desbrozado, de lo contrario las zarzas no nos peritaran
salir adelante.
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