Estoy indignado desde hace tiempo. Hoy más aun. Recién llegado de las Vacaciones, bajo a un insustancial bar de mi barrio (Mendebaldea)a tomar una cerveza, que yo mismo tengo que ir a buscar a la barra pues no existe camarero, y la “caña” que me sirven, pequeña, aburrida y calentorra, la cobraron 1,80 euros. Un disparate aquí y en cualquier lugar.
La foto de esta nota corresponde al bar del puerto deportivo de Vila Real de San Antonio, Portugal (frontera Río Guadiana mediante, con España), que igual que Pamplona, es Europa y tiene por moneda el Euro. La diferencia del entorno de un cutre bar de barrio y una marina…….. se describe sola.
Pues allí, en la terraza de ese moderno bar, una “caña” exquisitamente enfriada y servida por amables camareros, la cobran 0,85 euros!! y con tapita de altramuces.
Yo tuviera poder de convocatoria, llamaría todos los primeros viernes de cada mes a la abstinencia en los bares de Pamplona, pues el descaro no tiene precio. O mejor dicho, tienen el precio del descaro. Cuando mi bolsillo sufre semejante atentado, me dan ganas de gritar ¡VIVA EL BOTELLÓN!.
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