Desde niño aprendí a amar la radio. De aquel aparato gigante que se enchufaba a la corriente, pasé con el tiempo, a un receptor portátil, el popular transistor, grande aún pues funcionaba con ¡seis pilas grandes!; en esa caja sonaba radio Excelsior, Rivadavia, Del Plata, Continental, entre otras.
Siempre en mi casa estaba la radio encendida; la radio entretenía y amenizaba, y entre Colonia y Belgrano nos informábamos según soplaban los vientos políticos. Los domingos la Revista Dislocada y el fútbol con José María Muñoz; por las noches, la radionovela en radio Azul, “El amor tiene cara de mujer”.
Hoy sigo pegado a la radio, mi gran compañera, y a pesar de tanta masificación, la televisión no ha penetrado en mi vida, a excepción de la Formula 1, para lo cual saco a la TV que guardo en el armario.
Por la mañana me despierto con
Intereconomía, una radio especializada en economía y los mercados financieros, la que me acompaña gran parte de la jornada; para las tertulia políticas mi preferida es la
Cope, con sus dos programas estrella, La Mañana y La Linterna; para la buena música, aunque no exclusivamente, me decanto por la
98.3 la radio de la
Universidad de Navarra, y recientemente he incorporado a mi sensibilidad, a radio
Maria, una emisora exclusivamente religiosa, extendida por todo el
mundo.
La selección de estas radios la he ido decantando con el tiempo, ya que como no podía ser de otra manera en mi caso, todas estas radios tienen un elemento común: el amor a la libertad y la defensa de los valores cristianos y occidentales.
En este enlace encontraran entre otras muchas otras cosas, la
historia de la radio y
aquí la historia de la radio en la argentina.