Esta semana la cena se paso a casa de Horacio que festeja
sus 50 años, y como es habitual, con Verónica ofrecimos colaborar con el evento
que siempre reviste un carácter especial y temático. Este año cocina alemana,
en donde no todo es chucrut, salchichas y strudel ya que los germanos tienen un
cocina interesantísima por aquello de que según sus fronteras reciben
influencias de Suiza, Francia, y la costa del mar Baltico en donde el pescado
hace las delicias de los gourmets. En mi vida he encontrado una constante y es que en cada pueblo o región la gente del
lugar cree que ahí es donde mejor se come, y puede que sí se coma bien, pero no
al extremo de mitificar sus platos. Así convertimos en manjares platos que
otrora fueron producto de la escasez y ahí se ve como la moda hace al gusto y
la adecuación la diferencia.
Salimos camino de casa de Horacio con Verónica que aun
estaba enganchada con la nota que le estaban haciendo en la TV pública a la
presidente; está desquiciada me dice, no es normal que una mujer que tuvo un discurso
inteligente y un protagonismo en la política
argentina importante haga semejante ridículo; si, es cierto, he leído por ahí que esta con
tratamiento psicológico y que toma pastillas en exceso …. No se que habrás leído, seguro que en Internet
y ya sabes ahí hay de todo, no se puede afirmar
nada, solo calificar por lo que demuestra su cara, sus gestos, el lenguaje oral y corporal ¡es tremendo!, si, la
chabacanería, esa constante argentina…… La charla en el coche hasta el destino continúo
por los mismos derroteros, y con algunas rizas haciendo imitaciones de los
esperpentos presidenciales.
Feliz cumple querido amigo, le dijimos a dúo al llegar y haciéndonos
lugar para poner nuestras mejillas sobre la suya comenzamos a cantar un feliz
cumpleaños bien desafinado. Continuamos con las felicitaciones y entrega de
obsequios mientras se acercaba a saludarnos Carlos y Greta que ya tenían un
jarra de cerveza en la mano. Mientras se daban las circunstancias típicas de
cada encuentro de amigos, pregunté en un aparte a Horacio como tenia organizada
la cena, hemos venido con tiempo, dije, para colaborar,
pero veo que están de gran jarana y hay poco ambiente de cocina…...
Efectivamente, mirá decidí esta mañana
no complicarnos y llame a Checo que está cocinando en Bierahus y le encargue un menú fácil de presentar en la mesa, casi te diría de picoteo. Buenísimo;
conozco esa casa de la calle Lavalle,se come rebien, fui un día con Rodrigo
Aleman y su teutona moller. Estábamos acomodándonos cuándo llegó una pareja de compañeros de la clínica junto a Alberto y como contribución a la organización del
recibimiento fui a por cerveza; ofrecí botellines de cerveza rubia lager, Pilsen,
Köstritzer Schwarzbier una cerveza negra muy popular y la tradicional
Franziskane, cerveza babara de trigo que data del siglo XIV, cada botellín con
su jarro o baso típico, como tiene que ser, cada bebida en su lugar.
Los corrillos de charla se fueron organizando y para no
tomar la cerveza a pelo, fui al almacén de la cocina de Horacio que suele estar
bien surtido y encontré unos frascos de Frankfurt que calenté y acerque a la
sala, acompañados de un clásico internacional, papas fritas de bolsa y maní
salado. Me acerque a Carlos que estaba comentando que había llegada su hermana
de España en donde vive una de sus hijas, y que la situación de la gente si
bien no derrocha parabienes tampoco es tan mala como aquí se supone. Los que
tienen trabajo te diría que si bien han reducido gastos, no lo pasan mal y
pagan sus deudas hipotecarias, los que peor se encuentran son los inmigrantes,
ya se sabe, la clase más débil, las primeras que se quedaron sin trabajos
ligados especialmente a la construcción; si dije mis hijas me comentan que el poco trabajo que hay es muy precario, te contratan como becaria y trabajas 40 horas semanales como persona de experiencia y por unos pocos euros; pero ya se sabe, a pesar de todos los abusos en el mercado laboral, las crisis no tienen igual dureza en el primer mundo que en el
resto, allí están mal financieramente, el Estado está mal, pero las
infraestructuras, caminos, trenes, hospitales colegios universidades y todo lo
que hace a la vida funciona y ¡y qué bien funcionan, da gusto!. En eso estaba
cuando escucho a Verónica que reclama más cerveza, fui hacia ella que estaba en
el centro de una discusión con Greta y la pareja recién llegada respecto de lo paupérrimo
de la TV, mientras Verónica reivindicaba el
programa Cantando por un Sueño; es algo agradable, se puede mirar en
familia, y Greta, erre que erre se negaba a coincidir calificándolo de lagrimero. Mira Greta, lo
que ocurre es que no estamos acostumbrados a manifestar sentimientos, te
preguntan ¿como estas? Y respondes maso, bien, ¡rebien!, huff, pero nunca un
sentimiento, nunca se enuncia ni la felicidad, ni la tristeza o el enfado, y en
ese programa, los participantes, el conductor y el jurado los sentimientos están a flor de piel y eso
tiene mucho valor, lo hace muy humano; mirá como se maneja Lerner o Patricia, y yo acote, no olvidemos que es un programa
que busca talentos y hay verdaderos artistas que hacen la delicia de los que
escuchamos. Los deje con el tema y ofreciendo cerveza llegue al corro de Horacio
en donde estaban concluyendo que después de la crisis del Euro, Europa saldrá más
fortalecida, algo que asentí.
Los entremeses que había dispuesto en la mesa estaban desapareciendo
justo al tiempo que llaman a la puerta, llegaba la cena; albóndigas con salsa
fricasse, jambonón bávaro, arenques ahumados, variados fiambres y casuelas
de codillo con chucrut. Todos estos manjares
dispuestos en las mesas que ya habíamos preparado para la informalidad de cenar
de pie, hizo que cada uno de nosotros olvidara sus relatos y al mismo tiempo nos
lanzamos sobre la comida. El vino, un Pinot gris, la Müller-Thurgau, y botellas
de las cepas Gutedel y Riesling. La cena
transcurrió como no podía ser de otra forma
para una noche de cumpleaños, con alegría y regocijo, con los sentimientos
puestos al servicio de la salud del alma.
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