Quien duda que las manos son, además de una inestimable herramienta, un elemento de comunicación. Sin las manos no habría caricias, ni golpes intencionales. Las manos son objeto de lo mejor y de lo peor; desde la tersura de un mimo, hasta la dureza de un golpe.
Siento en mi lo que me trasmiten las manos; las manos son para mí, el espejo que me devuelve lo que ofrezco; hoy ternura, mañana indiferencia.
Mis manos son como el reflejo de mis sentimientos, en ellas trasmito la que siento, y afortunadamente, siempre son caricias. Los golpes ya los da la vida, sin que uno tenga que poner nada en ello.
sábado, 7 de noviembre de 2009
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