Aunque en parte la cruel realidad obliga, a las próximas
elecciones quizás no concurra ningún partido político como tal; en las boletas
electorales encontraremos siglas o nombres de fantasía, surgidas mas de la
necesidad que del convencimiento. Esto no nos debe sorprender, ya que salvo la
UCR y algún partido de Izquierda, no hay en la argentina partidos políticos orgánicos
nacionales (el PJ es un sentimiento al servicio de una casta). Aun así tampoco
estarán presentes como tal.
Tradicionalmente los partidos políticos partían de una
Declaración de Principios, contaban con un número mínimo exigido de afiliados, Estatutos,
Carta Orgánica, Organismos partidarios, incluso en los democráticos, elecciones
internas furibundas. Salvar todos los escollos para tener un partido de
Distrito (provincia) no era cosa menor y para ser Partido Nacional y presentar
candidatura a Presidente había que alcanzar al menos reconocimiento jurídico en
seis distritos. Hoy nada de eso parece ser necesario, todo se solventa con
“frentes”, “colectoras” y otras argucias; en fin una joda, puro cambalache, la
biblia y el calefón. Y las PASO no reemplazan la política partidaria interna y
aun peor, convalidan los enjagües.
En las próximas elecciones tendremos boletas electorales con
nombres de fantasía encabezadas por líderes híper personalistas, con proyectos
personales y sin sometimiento al escrutinio de estructuras partidarias
orgánicas. Todo ello a contramano de lo que demanda la lógica demócrata y republicana
de la representatividad. El viejo esquema caciquil y autoritario que
arrastramos desde la época colonial aun goza de muy buena salud.
La República se enriquece con la distribución del poder, el
cual debe comenzar en las mismísimas estructuras partidarias, las que a su vez
son el símbolo y la representación de las ideologías más diversas, y se fortalecerse
en la superación del Estado de Derecho. Ello es todo lo contrario de lo que
venimos viviendo desde al menos 1943, y mientras no salgamos de este círculo
vicioso, iremos como en una montaña rusa, y nunca gozaremos de los benéficos de
vivir en una República.
No hay comentarios:
Publicar un comentario