“Donde hay una necesidad hay un derecho”
Así reza una publicidad sindical, cuya frase
que se atribuye a Evita. La frase en si es un disparate gramatical, pero suena
bien, y ya se sabe, la demagogia léxica da resultado, y por eso los políticos,
cuyo último interés es su resultado, apelan arteramente a nuestra sensibilidad
cada vez que requieren nuestro apoyo.
La gran diferencia entre el derecho anglosajón
y el romano radica en que, mientras el primero reconoce derechos, el segundo
los crea. En este aspecto, los
populismos son los campeones en “fabricar” derechos, y en nuestro país tenemos
sobradas muestras constitucionales en donde se consagran derechos que luego en
la vida cotidiana de los ciudadanos es imposible que se cumplan, precisamente
por ser producto del engaño.
Los derechos son naturales o son otra cosa;
los derechos son inherentes al hombre, anteriores al derecho jurídico positivo y
nadie ni nada puede fabricarlos. Si entendiéramos esto, si condenáramos la
demagogia y actuáramos en consecuencia, seguramente en las próximas elecciones
habría más votos en blanco que positivos.
TODOS LOS CIUDADANOS TENEMOS EL DERECHO DE NO
SER ENGAÑADOS, Y ESTO ES TAN NATURAL COMO LA VIDA MISMA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario