THATCHER, REGAN Y SARKOZY

SI SE QUIERE, SE PUEDE
Durante décadas, los gobiernos de occidente han estado jaqueados por el terror a las huelgas. En 1981 una huelga de controladores de vuelos en EE UU puso a prueba al recién llegado a la casa Blanca, Donald Regan, y 48 horas después de declararla ilegal en virtud de una Ley Federal, 11.500 de 17.000 controladores estaban despedidos. Pocos años antes, Margaret Thatcher impulsó una ley en el Reino Unido, por la cual responsabilizaba penal y económicamente a los convocante de las huelgas por los daños producidos. El resultado fue inmediato: los paros “salvajes” cesaron.
En Francia, los sindicatos desde mayo del 68 pusieron de rodillas a los gobiernos que no tuvieron jamás el coraje de afrentarlos, y así todos sin excepción claudicaron. El resultado hoy, es una Francia decadente e inproductiva, en donde los privilegios de los funcionarios y otros gremios, irritan a los más prudentes. Hasta que llegó Sarkozy, y éste con mano firme (si digo dura me tildarán de represor), puso de rodillas al todopoderoso sindicato del transporte, y con su derrota, a todo el universo sindical.
Cuando hay mandatarios con ideas claras y convicción para ponerlas en práctica, los países que gobierna son respetados, sus habitantes progresan y el mundo entero los admira (incluso los que los critican).