Queridos amigos, la ausencia en la Chacra ha sido prolongada, y no tengo disculpas para justificar ante tantos amigos que me dicen: ¡ya no escribes en el Chacra!, ¿Qué te pasa?.
Pasar, lo que se dice pasar, pues en este último año han pasado muchas, muchísimas cosas, buenas y malas. Pero no es este el momento del relato. Poco a poco iréis comprendiendo mi ausencia. Mis altos y bajos, como en las buenas piezas musicales.
Ante todo, estoy bien, a pesar de la crisis, que en mi ha hecho estragos; pero nunca mejor dicho aquello que una crisis es un cambio, un periodo molesto que si se sabe aprovechar, puede que sea un mal necesario.
Si no fuera porque mi trabajo cayo a mínimos, no hubiese podido emprender un proyecto comercial que me ocupa todo el tiempo y lo más importante, me ilusiona.
Ya les presentaré a mi niña mimada, La Cañera, que si no fuera por el apoyo que tengo de Lily y Liliana, creo que jamás me hubiese atrevido con ella.
Ahí queda la incógnita de la Cañera, pero tranqui, ya habrá novedades, y si todo sale según lo programado, será nuestro nuevo modo de vida.
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