La principal variable de la
economía que condena a los argentinos a transitar por un camino de tierra, es el desprestigio de su moneda. El precio del Peso, sometido siempre a la permanente demagogia populista es un activo envilecido; ello ha sido,
es y será si no se lo remedia, la principal causa del empobrecimiento
argentino. Si no salimos del Peso no hay solución.
En un mercado de capitales tan
pequeño, sin fondos de contingencia, dependiendo siempre del endeudamiento
externo, el costo actual del Estado no se sostiene más. La asistencia del FMI (según lo que conocemos hoy) no
soluciona nada, solo da un poco de aire al gobierno para llegar a completar su
mandato.
Las reformas que requiere el
sistema institucional argentino son de tal calado que solo se pueden encarar
dentro de una etapa de fuerte crecimiento económico. Y aquí entramos en la dinámica
del huevo y la gallina.
Mucho se habla de que hay que
achicar el Estado y reducir impuesto para crecer y comparto ciento por ciento
que es así; lo que no se explica suficientemente es que ello requiere, por
ejemplo, prescindir de un millón de empleados públicos (la cifra es
aproximadamente cercana a la realidad) y esto en ningún caso se puede hacer en
un ambiente recesivo; por otra parte, tiene un costo de 27.000 millones de
dólares. Hay que considerar que cerrar un organismo o una empresa pública,
requiere una “inversión inicial” de 1.5 veces su presupuesto. Pero, por otro
lado, si no se baja el gasto real y los impuestos no habrá inversiones ni crecimiento, y en
esa dinámica perversa estamos encerrados desde hace años.
Por lo tanto, solo se pude
remediar este intríngulis mediante un shock de confianza como lo fue la convertibilidad. Hoy ello se consigue mediante la eliminación
del Peso y su reemplazo por el Dólar americano. Como ya he explicado en
varios artículos, esta medida en sí misma no soluciona el problema si no se
acompaña de otras disposiciones.
Repetiré aquí las medidas
necesarias para que definitivamente la argentina abandone el camino de tierra.
1. Dolarizar la economía, abandonando
el bimonetrismo actual, (el precio del Dólar hoy próximo a los 40$, las Reservas
disponibles y la asistencia del FMI lo hacen posible) y de ese modo lograr dos
efectos: bajar la tasa de interés y despejar el fantasma de la devaluación
del Peso. Esta medida haría aparecer rápidamente todos los dólares de la
economía formal e informal y así poner en marcha la producción con el
fortalecimiento de la afluencia de capitales productivos hoy atesorados.
2. Eliminar los impuestos a los
Débitos y Créditos Bancarios, Ingresos Brutos y Renta Financiera reemplazándolos
por un aumento en el IVA. Se estudiará aplicar un IVA diferencial para
determinados productos de la canasta alimentaria.
3. Reducir a cero las retenciones a
las exportaciones, y paralelamente eliminar los derechos de importación de
aquellos bienes de capital y productos que sean necesarios para los sectores
productivos.
4. Perfeccionar y adecuar la ley de
“Convertibilidad Fiscal” votada en 1999, la que se elevará al rango de
constitucional.
5. Permitir el pago de impuestos
mediante Bonos de la Deuda reconociendo su valor nominal: esto produciría una reducción
de los intereses y al rescate la deuda.
6. Durante la Restructuración del
Estado, licenciar con percepción de su salario sin adicionales a un millón de
empleados del sector público y de empresas públicas por un año; a partir de esa
fecha se acepta la renuncia de quienes ya consiguieron otro empleo y se
indemniza al prescindible o se reincorpora al personal que se requiera. Reestructurar el Estado
tiene un costo cercano a los 30 mil millones de dólares y una dinamia compleja que me detendré a explicar aquí.
7. Revisar todas las jubilaciones de
los últimos ocho años y especialmente las Pensiones por invalidez, para luego
revisar todo el sistema de reparto actual que es insostenible en el tiempo.
8. Sumar a la Provincias y Municipios
a la Restructuración de sus respectivos Estados
Una vez superada la instancia económico financiera, resta realizar
decenas de otras reformas de tipo institucional que nos permita reestablecer los fundamentos
del sistema Republicano que dieron origen a esta Nación. En el trabajo
propuesto hace ya casi dos décadas, IDEAS Y SUGERENCIAS PARA FUNDACIÓN DE LA CUARTA REPÚBLICA, se pude tener una idea de todo lo que hay que revertir para lograr
el objetivo de contar con instituciones sanas.
Abandonar el camino de tierra para subirnos al menos a una buena carretera pavimentada, si bien las medidas deben ser impulsadas por el gobierno de turno, deberían contar con el apoyo de la sociedad representada en el Parlamento, caso contrario y dado que reformar el Estado debiera ser una tarea compartida, tampoco debemos paralizarnos si inescrupulosos polichinelas de la política con sentido oportunista se niegan a colaborar. Es aquí donde se requiere la figura de un estadista que cobre preponderancia por sobre la vulgaridad de la política actual, se eche las reformas al hombro y junto al pueblo de bien saque a la Nación de este marasmo y si la especulación opositora no acompaña, someta las reformas a un Plebiscito Nacional.
Existe ese estadista?. Yo espero que sí.
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