“Mientras tanto, corralito en Grecia”
Para muchos de nosotros no es “rara avis” ver como de la
nada se fabrica papel moneda de curso legal. Desde la crisis de 2008 tampoco lo
es para el mundo en general, al ver como la Reserva Federal Americana inunda
el mundo de Dólares, y desde hace algunos meses el Banco de Japón hace lo
propio con su moneda, y para no ser menos el BCE no pudo resistir más a la
tentación y dale palante!. O sea, que todo el mundo está literalmente
inundándose de billetes. Nunca existió tanta liquidez.
Imagínense la escena de aviones con sus escotillas abiertas
tirando miles de millones de papel moneda sobre pueblos y ciudades; la gente en
las calles juntando a más no poder esos billetes que seguramente acabaran en un
negocio en donde los afortunados viandantes saciaran sus pretensiones de compra;
y que decir de los comerciante, ellos felices de la vida!. Y esa situación, repetirse
día tras día. ¡El mundo de las maravillas!. Casi literalmente lo expuesto es lo
que está ocurriendo y por eso existe esa gran burbuja cuya mayor expresión es la bolsa americana que no deja de marcar máximos históricos, ya que esa es una
de las grandes tiendas a donde la gente va a realizar sus compras. La bolsa
marca el “efecto riqueza” de una
nación.
Pero como todo en la vida, alguien en algún momento tiene
que poner las cosas en su lugar; no se puede vivir en la fantasía, y es
precisamente en estos tiempos en que nadie quiere ser el malvado que vuelva a
dar de bruces a la economía mundial. Nadie quiere dejar de tirar billetes, y
mucho menos intentar recuperarlos, ya que los inventores de esta ficción desde
un primer momento saben que llegará el día en que se deban rescatar los
billetes alegremente repartidos. Y esto como se hace?; quien los tiene, a quien
se los pide?, porqué los van a devolver?
La forma que tienen los bancos centrales para rescatar el
dinero, es pagar por ello a quienes lo tienen, y esto significa subir los tipo de
interés (hoy en el primer mundo el dinero vale 0%; en Bolivia 4%, en Argentina el 30%), ¡y
saz! otro dolor de cabeza, ya que el mercado toma estas subas de tipos muy mal.
Por lo tanto vemos que en este dilema de emitir sin control,
los argentinos no estamos solos, pero existe una pequeña gran diferencia, y es
que mientras el reparto del peso de la emisión de Dólares se distribuye por
todo el orbe (exportarán inflación), la emisión enloquecida de Pesos Argentinos
se reparte entre unos pocos millones que somos los habitante de este suelo.
Como vemos, estamos complicados, a nivel local mucho e
internacional bastante, y por lo tanto marejada se avecina. Y eso, eso ¡es el ajuste compadre!!, esa terrible palabra
que los políticos creadores de todos los males no se animan a pronunciar!, ¿Y
esto como se arregla?. Vea, diga, usted que llego hasta aquí leyendo este
tormento, yo se lo diré, ajustando sin
ahorcar, ahora mire usted, el límite es muy difícil de precisar, porque la
medida del cuello no es la misma y la resistencia al dolor tampoco. Ahí radica
la inteligencia de quien nos gobierne; ahí radica lo importante de SU
determinación frente a la urna. Ajuste sí, pero con salsa.