Tantea la vecina
cuando pide una cebolla.
Tantea el diputado
cuando solicita que lo apoyen,
y también tantea el dependiente
cuando mejor paga quiere.
Tantea el balancero
cuando peso exacto inquiere,
y tantea el tanteador cuando
de tantear se trata,
y valla si tantea el novio
cuando mano meter quiere.
Nos pasamos la vida tanteando,
y de tanto tantear evidenciamos,
que la vida es un intento.
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