Pocas cosas recuerdo de mi abuelo materno que pueda compartir con ustedes. Una de ellas es una escena tierna, en la que sentados junto a la salamandra del comedor, la que se devoraba todo lo que en la casa sobraba, me contaba relatos entretenidos que para un niño que por entonces era, me parecían francamente apasionantes. Uno de ellos, no solo por lo simpático de los personajes sino por su vocabulario y el lugar el lugar de donde provenía el mono, es el que paso a publicar, que por tener tiene, una moraleja digna de ser tenida en consideración
El MONO Y EL GATO
Tenía el señor don Gil
hombre amigo de cucañas
rebosando de castañas
un estupendo barril
Enviáronle de Tetuán
un mono de pocos años,
que por sus muchos amaños
se llamó el Gran Capitán
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