La soledad, cobardía e indignidad de estos crápulas diputados de conducta infame, queda patente en la pobre ocupación del recinto
parlamentario.
La imagen es patética, ver a unos paletos sin condición moral
aplaudiendo con gesto adusto es el claro reflejo de la intranquilidad que
llevan por dentro. Solo la cárcel podrá remediar tanto daño a España.
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